Ghostwriter: mi experiencia como escritor fantasma

Cada día aparecen nuevas profesiones en el mundo de la comunicación. Esto supone más oportunidades laborales para quienes pertenecemos al sector, incluso también la incorporación de gente venida desde otros ámbitos.

Los nuevos empleos plantean también nuevos retos, especializaciones e, incluso, formaciones. Estas últimas pasan por buscarte la vida, poco menos que de manera autodidacta ante la ausencia de estudios oficiales, y mantenerte en permanente actualización.

A ti no sé, pero a mi es algo que me encanta. Nunca entendí que una vez acabada la carrera en la facultad no volviera a tocar unos apuntes. Soy curiosa por naturaleza y el saber más de prácticamente todo es algo que me fascina. Y eso, en parte, es una suerte.

De otro modo me hubiera ceñido a ser periodista de periódico, no me hubiera interesado por cómo llevar las redes sociales con uno u otro propósito, aprender a escribir para internet (repito que venía del más convencional de los medios de comunicación), adentarme en el copywriting o escribir un libro en el que no apareciera mi nombre.

Esta es mi experiencia como ghostwriter. Y spoiler: estoy deseando volver a repetir. ¿Quieres saber por qué?

Ilustración de atibodyphoto.

Ilustración de atibodyphoto.

La oportunidad de convertirme en ghostwriter me llegó de mera casualidad. En una de las webs en que tenía colgado mi currículum como redactor freelance alguien vio mi perfil y me escribió. «¿Podrías escribirnos unos textos para una guía?». Pregunté un poco más sobre el proyecto y llegamos a un acuerdo.

Los textos eran sobre una materia que yo conocía pero en la que se consideraba entendida, mucho menos experta. Lo que iba a ser una guía para internet (creía yo) acabó transformándose en un libro en papel. De los que tocas, puedes escribir y mentas al cielo cuando se te cae encima de un pie (pesa más de un kilo). Y eso siempre es un gustazo.

Los plazos estaban marcados de antemano, así que sabía que tenía una fecha de entrega a la que hacer frente. Y cada pocos días hablábamos para ver cómo iba.

Es un trabajo que te pagan en el momento en que lo acabas y eso siempre es un plus para ponerte a escribir. Si lo haces como afición, por probar suerte y sin saber si obtendrás ganancias no adquieres la misma disciplina.

Mi trabajo resultó de lo más sencillo. Ellos me dijeron sobre qué escribir, cuánta extensión y me facilitaron el índice. Incluso el título fue cosa de otros. De modo que mi trabajo consistió puramente en investigar y escribir.

Foto de Just2shutter.

Foto de Just2shutter.

Me pagaron en cuanto entregué el libro. No tuve la angustia de saber si se vende, si no se vende, si obtengo algo más de 20 euros de beneficio, si tengo que seguir cotizando autónomis mientras duren las ventas…

Quien me contrató tenía claro qué quería y qué me exigía, lo cual facilitó enormemente mi trabajo. No me iba por las ramas ni dudaba sobre si tratar tal o cual tema.

El papeleo, contratar a un fotógrafo, hablar con la imprenta, poner el libro en circulación… De todo eso se encargaron otras personas y yo no tuve nada que ver, aunque me pica la curiosidad por saber del tema.

Lo peor de ser escritor fantasma fue el disgusto que se llevó mi madre cuando buscó y buscó y no encontró mi nombre en la portada ni en el copyright.

Ahora tengo la duda de si ser ghostwriter sirve para cumplir con eso de que en la vida se ha de plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.

7 pensamientos en “Ghostwriter: mi experiencia como escritor fantasma

  1. Hola, quisiera ponerme en contacto con usted por privado. Tengo un proyecto en mente y necesitaría su ayuda consejera como «ghostwriter». Le dejo mi correo y mi nombre.

    Un cordial saludo,
    Joshua

  2. Pingback: Cómo saber si necesitas un ghostwriter | El blog de Noelia Rodríguez

  3. Me esta pasando esto! Estoy como redactora publicitaria freelance y me acaban de contactar para ser una escritora fantasma. Felíz del desafío! Gracias por compartir tu experiencia.

Replica a noeliaroal Cancelar la respuesta