El plagio existe desde que se empezaron a crear las cosas y en el mundo de la comunicación la aparición de internet ha hecho que los copia y pega estén a la orden del día. Mucho antes de descubrir siquiera al content curator.
En blogs, medios online y redes sociales es habitual encontrarse textos e imágenes sacados de otro sitio sin mención alguna al autor original. Una de las nuevas profesiones de la comunicación es vista como un modo de legitimar ese plagio.
Y no, content curator no significa encontrar contenido y publicarlo como si fuera propio. Es un trabajo más profundo y con un objetivo diferente: ofrecer un contenido mejorado, más completo.
La curación de contenidos, por españolizar el cargo, consiste en obtener contenidos de interés, ponerlos en contexto y finalmente que sirvan a la hora de crear nuevo contenido.
El content curator se encarga fundamentalmente de las dos primeras tareas y no siempre participa en la última, que es en la que podría haber posibilidad de plagio o copio.
Es una persona que selecciona información nueva, relevante para el ámbito en que se mueve. Esto supone profundizar más allá de leer redes sociales y medios más o menos convencionales.
A la hora de encontrar contenido se espera que indage más allá de lo que otros podríamos ver fácilmente. Es como un archivero del mundo 2.0 que sabe dónde buscar y dónde guardar el contenido que necesita.
A diferencia de un documentalista ‘cura’ el contenido, lo que viene a ser contextualizarlo. Ve las conexiones que hay o puede haber entre diferentes contenidos de su interés y los relaciona. Puede ser un informe, una infografía o un texto.
A partir de ahí es cuando se puede crear nuevo contenido, totalmente original y basado en el que se había encontrado anteriormente.
¿Encontráis alguna similitud entre la labor del content curator y el simple y torticero copia y pega?
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